Pongámonos en situación. Imaginemos que tengo un hijo con algún tipo de dificultad de aprendizaje. Supongamos que una "disortografía". Al comienzo de curso, el departamento de orientación de mi centro me comunica que debe salir a apoyo dos horas con la maestra PT . Perfecto. Firmamos la autorización y durante las tres primeras semanas del curso, sale dichas horas. Poco a poco va cogiendo confianza con la docente, se va sintiendo más seguro. Va avanzando.
Contentos todos por la evolución, nos situamos en el ecuador del primer trimestre. Viendo que su cuaderno de trabajo no avanzaba, le pregunté si ya no salía a apoyo. La respuesta fue breve. Le ha tocado sustituir.
Al ver que dicha situación no cambiaba, decidimos ponernos en contacto con el centro, "Lo sentimos, no tenemos profesores. Son varios los docentes de baja por covid, y, en caso de que los profesores de apoyo acudan a trabajar, deben hacer las sustituciones pertinentes en los grupos grandes."
Quizás soy yo la única que tiene esta sensación de no poder más. De ver que mi hijo, que iba avanzando en su dificultad, se va quedado atrás. De ver que nosotros, sus padres, desde casa, no podemos darle ese apoyo que necesita.
Me pregunto, si no nos pudiéramos permitir un maestro PT, en nuestro caso, online ( ya hemos tenido varios aislamientos), ¿Qué sería de mi hijo?
¿Os sucede? ¿Tenéis esa sensación de impotencia?
Al final, me consuela pensar que tanto padres como madres, tenemos esos superpoderes que hacen que, al final, todo salga adelante. Desde aquí, mi más sincera enhorabuena a todos esos alumnos que pese a sus dificultades, van a clase con una sonrisa. ¡Todo saldrá bien!
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